MINA MARLIN – REPORTAJE: SEGURIDAD ALIMENTARIA

13 noviembre, 2012

Lo primero es la comida

Uno de los más serios problemas de Guatemala es la desnutrición. Esa es una verdad elocuente y evidente. Por ello, la Mina Marlin se ha enfocado en consolidar los proyectos que conduzcan a la seguridad alimentaria de los miembros de las comunidades vecinas. Aunque en el fondo todos los programas de apoyo a la productividad están dirigidos a pasar de la economía de subsistencia a una que genere excedentes comercializables, la prioridad es que se pueda contar con los comestibles suficientes para elevar sus niveles de consumo.

En ese sentido, Mina Marlin – Montana Exploradora ha capacitado a los técnicos de los departamentos de Ambiente y de Desarrollo Sostenible para que presten asistencia técnica a quienes lo requieran. Así, se han impulsado proyectos dirigidos a mejorar el ganado y se ha apoyado con la construcción de 60 establos en las seis comunidades que son atendidas.

A ello se añade el hecho de que se han construido 12 invernaderos, 12 parcelas de tomate con la tecnología de macro túneles, 6 parcelas demostrativas con 14 especies de hortalizas y 6 viveros de café en los que se está produciendo 60 mil plantas de variedad caturra. Lo que resalta, sin embargo, es la ayuda prestada para instalar 42 huertos familiares con 10 especies de hortalizas, dirigidos al propio consumo. Es una manera de fortalecer la seguridad alimentaria.

En cada una de las comunidades existen 32 beneficiarios, quienes buscan mejorar las condiciones de vida de sus familias. Por supuesto, los programas están encaminados a lograr la independencia de los productores. La segunda fase de estos proyectos consiste en que ellos reinviertan parte de los recursos de la venta de los excedentes comercializados y compren insumos. En el arranque se les ha dotado de fertilizantes, insecticidas y fungicidas.

La tecnificación

El responsable de la Unidad de Productividad del Departamento de Ambiente, Jairo González, explica que para lograr mejores rendimientos en la producción y reducir los costos, a los participantes en los proyectos se les ha capacitado en el manejo de los abonos orgánicos, la implementación de planes profilácticos, manejo, de nutrición y de estabulación del ganado mayor mediante la construcción de 10 establos para cada una de las seis comunidades atentidas.

Con el correcto uso de los fertilizantes orgánicos provenientes de los establos, se ayuda a impulsar un proceso integral de producción. Los campesinos aprovechan ahora todas las opciones de desechos vegetales para preparar sus propias compostas. Esta producción utilizada en los suelos ayuda a mejorar el rendimiento de los cultivos, e incide en el aseguramiento de la alimentación de una manera más efectiva y eficiente.