La creciente población mundial y el deseo de un mejor nivel de vida han creado una demanda sin precedentes de minerales y energía. Al mismo tiempo, el creciente número de personas en el mundo hace que sea más difícil encontrar lugares donde se pueden explotar estos recursos sin afectar a las comunidades y ambientes críticos. El desarrollo de minería, petróleo, y gas, cada vez más, se está llevando a cabo en zonas remotas y con frecuencia rurales, habitadas por comunidades con culturas y tradiciones fuertes y estrechos vínculos con sus tierras.

El reto de garantizar que las industrias extractivas generen el desarrollo real de un país y de las comunidades afectadas – en vez de conflicto o inequidad – es un reto de gobernabilidad. Está claro que el logro del desarrollo en una senda sostenible requiere estructuras más eficaces de gobernabilidad, lo que puede equilibrar e integrar el progreso económico, la equidad y una mejor calidad de vida y la sostenibilidad ambiental.

Buena y eficaz gobernabilidad de las industrias extractivas implica una mayor transparencia y rendición de cuentas con respecto a las decisiones críticas y actividades – desde determinar si se debe abrir un área para la exploración, decidir si extraer recursos, los términos de la negociación de contratos, hasta garantizar que se utilicen los ingresos recibidos de la producción adecuadamente. La siguiente figura ilustra las principales etapas del proceso de creación de valor real a partir del desarrollo de las industrias extractivas.