Marzo 2014
La Mina Marlin se ha caracterizado por ser uno de los mejores patronos laborales en la industria guatemalteca: concede prestaciones por encima
del mercado y genera oportunidades de trabajo para muchas personas, hombres y mujeres, de las comunidades vecinas al proyecto minero.
Y algo muy particular: también le abre las puertas a colaboradores de la tercera edad, quienes de no ser por la mina, quedarían al margen de la vida laboral.
Estas son algunas historias de personajes que con esfuerzo y trabajo hacen de la Mina Marlin una de las mejores empresa de Goldcorp.
MÁXIMO BRAVO:
DEDICACIÓN PROFESIONAL
Don Máximo Bravo Bámaca es un vecino de la aldea San José Ixcaniche, en San Miguel Ixtahuacán, que trabaja para Marlin. Se le puede ver por toda la mina cumpliendo con afán y profesionalismo sus tareas de recolección de desechos. Hace más de 10 años empezó a trabajar con una empresa contratista. Cuando esa compañía terminó sus labores, don Máximo se quedó sin empleo, pero fue a preguntar si había trabajo en la mina. Llegó un día martes y le dijeron que se presentara el lunes, pues empezaría a trabajar en el Departamento de Medio Ambiente.
Los primeros trabajos de Bravo Bámaca tuvieron lugar en los alrededores de la mina, cargando pilones y sembrando árboles como parte
del compromiso de reforestación. Al terminar este trabajo, fue trasladado a los viveros que, en ese entonces, eran simples ensayos. Allí sembró tomates y fresas. Ahora, con sus 60 años a cuestas, se le asignó una tarea más “sencilla y tranquila”, como don Máximo le llama: La recolección de desechos. El señor Bravo es un personaje muy reconocido y estimado por los jefes y trabajadores de la Mina Marlin.